cuento sin nombre
"A raíz de esta sensacion de imposibilidad para escribir, he decidido muchas cosas nuevas para mi vida, entre ellas, comenzar a retomar este cuento, al cual jamas di nombre, al cual tenia olvidado, asi como me tenia a mi misma. Es hora de retomar lo que uno deja atras para terminar las cosas bien, no dejar botado aquello que me es importante."
Cuento sin nombre por el momento.
Al verla desvanecerse me atacaba un escalofrío interminable. Su cuerpo cayendo al tapete verdoso imploraba que le devolviese el antídoto, que fríamente le negaba. Observe su rostro convulsionado, rojo, casi inflamado, que denotaba su asfixia. Su mano fina, de largos dedos y eternas uñas se extendía con una temblorosa suplica que no obtenía respuesta. Me sentía deshumanizada y a la vez una especie de justiciera. Sentía esto al impedirle sobrevivir y por otra parte sentí que ejercía una especie de villanía, pero toda esa pizca de remordimiento se desvanecía al paso del tiempo y de mis pensamientos. Todo me hacia ver esto finalmente como una dulce venganza. Mientras saboreaba la revancha, vi sus ojos transmitiendo un odio interminable, y una suplica de conmiseración me hacia dudar a veces si debía o no seguir, seguir sin hacer nada. Solo mis ojos se movían con un parpadear nervioso, el resto de mi cuerpo parecía como inerte, estaba como congelada ante la escena. Parecía como si alguien hubiese puesto el stop, pasando los minutos y segundos como inexistentes. El escalofrió me seguía atacando, con la leve diferencia de que esta vez note que una de las causas de este era una corriente de aire heladísimo que entraba por el ventanal trasero que se encontraba entreabierto. Quise mirar a cualquier parte, incluso pensé en escapar de esa espantosa escena, pero de golpe me atrajo su mirada y me mantuvo ahí. De pronto sus labios intentaron articular una palabra de mucho esfuerzo, pero esta logro llegar a ser solo un quejido, un quejido débil que pudo escapar como desesperado de lo mas profundo de su ser a través de su boca. Sus ojos parecieron explotar, esto me aterrorizo aun más pero la inmovilidad seguía dominándome, y al oír su último alarido sentí que me quebraba por completo. En tanto, mi cuerpo atino solo a abrir la manos de golpe y casi por inercia, cayendo si a sus pies, tardíamente, el inhalador. A lo segundos, minutos y horas que siguieron a su muerte me acompañaron interminables cigarrillos que fumaba por fumar, seguidos por silencios aterradores que me daban ganas de salir corriendo, de escapar a todo aquel pavor. Sin embargo había algo, creo que lo poco de raciocinio que quedaba en mi, que me decía debía guardar calma y esperar a un no se que. Luego de varias horas, acompañadas a su paulatino enfriamiento corporal, pude observar leves cambios en su rostro que un día había sido alargado, fino y de tez muy clara. En cambio, a esa hora de la noche, luego de haber expirado, ya no era delgado, sino que hinchado. Al perder el rojo de la asfixia palideció lentamente, luego se puso levemente morado, mostrando una imagen tétrica que se intensificaba aun más con el plano de sus ojos aglobados y completamente abiertos. Presenciar todo esto fue impactante, pero creo que luego de haberlo visto, era capaz de soportar todo tipo de escena. En un instante decidí sentarme en el suelo, y comencé a sentir como mi cuerpo comenzaba a tiritar poco a poco, tomando una intensidad aun mayor que me hizo desesperar. Quise frenarme, pero no era fácil domar mi cuerpo que parecía haber tomado autonomía. Luego de un rato, cuando por fin me sentí mas calmada decidí en retirarme de "la escena del casi crimen". "Casi crimen", suena extraño pero creo que eso fue, lo digo así por que la muerte fue casi natural. Yo solamente deje de hacer algo. El hecho de que Amanda estuviese muerta, no me incluía, pues yo no "efectué" alguna acción para producir su muerte. Solo deje de hacer algo, algo que perfectamente podía no hacer , pues no era necesario que yo estuviese ahí, y menos había posibilidad, pues ¿ Que podría hacer yo en casa la mujer de mi padre si no nos soportábamos?. Por eso, por que me sentía inocente, me fui. Antes de todo debía deshacerme de todo vestigio que pudiera comprobar mi estancia ahí. Probablemente las colillas de los innumerables cigarrillos que fume en el transcurso de la noche, y que podrían delatarme, ya que Amanda fumaba solo cigarros suaves y los míos eran extremadamente fuertes. Me dirigí al baño, y tire las colillas al retrete para quedar tranquila, tire de la cadena, guarde mi encendedor en el bolsillo izquierdo del abrigo, que no me quite en toda la noche, revise su cartera en busca de un inhalador por si acaso, pero no lo halle. Me dispuse a salir del departamento, cuando afortunadamente recordé la llamada desde mi casa a Amanda, y para evitar que me involucraran en lo sucedido me volví a la sala de estar , que se encontraba a mis espaldas, y borre mi numero del visor de llamadas. Luego salí del lugar camino a la nada. Camine alrededor de 45 minutos sin rumbo alguno, solo camine y camine en una misma dirección. Me impresionaban demasiado todas y cada unas de las reacciones que había tenido tras cada segundo espeluznante vivido en aquel departamento, y no sabia como explicarme tanta indiferencia e insensibilidad frente a todo lo vivido. Me llegue a sentir terriblemente mal, pero a la vez intentaba buscar excusas y las encontraba. Así volvía a sentirme mejor. Pero a medida que avanzaba por la calzada veía en cada rostro el de ella, sufriente e implorador. No se si era mi imaginación realmente o si se debía al cansancio matutino y desganado de los transeúntes madrugadores. Al llegar a una esquina observe a un vagabundo pidiendo limosna, y creo que una cuota mínima e irónica de humanidad me hizo hurgar en mis bolsillos en busca de unos pesos. Pero al inclinarme para vaciar en el tacho de las limosnas las monedas, no pude evitar mirarlo a la cara y ella vi una mirada de odio y reproche que casi me desplomo. Sentí mucho miedo, quise escapar a sus ojos desgarradores pero no pude. Nuevamente estaba inmóvil, como congelada. De pronto vi que su mano se introducía en uno de los bolsillos harapientos de su saco, y sacaba un objeto que me aterrorizo. Era un inhalador casi idéntico al de Amanda, entonces sentí que me volvía la movilidad al cuerpo y me eché a correr. Corrí sin darme cuenta de que iba en dirección al edificio de Amanda, estaba tan preocupada por el inhalador de Amanda, que estaba a sus pies, que ni cuenta me di. Me detuve a menos de una cuadra del edificio, y comencé a pensar en como entrar nuevamente al departamento de Amanda. Debía urgentemente tener en mi poder el inhalador, por que al estar a sus pies podía crear sospechas acerca de lo natural de la muerte. No tenía llaves del departamento, por lo que no podía entrar. La desesperación se estaba apoderando de mi, pero recordé que en la portería debía haber una una copia de las llaves de cada departamento, incluyendo el de Amanda. Entonces idee un plan bastante precario, y me dispuse a ejecutarlo sin pensarlo dos veces. Entre al edificio y me dirigí al conserje con la excusa de preguntar por un tal Ernesto Andrade, a quien yo conocía gracias a una amiga, y mientras aproveche de buscar con la mirada las llaves. Así encontré las llaves a un costado del aparador, y le di las gracias al portero mientras salía del edificio al escucharlo decir que el señor Ernesto ya no vivía ahí. Así fue que decidí salir del edificio, dirigiéndome al teléfono publico. Marque el numero de a portería del edificio y me hice pasar por una de las residentes del segundo piso, quien necesitaba supuestamente ayuda con una tubería de la cocina que estaba rota. El portero inmediatamente subió a ayudar a la supuesta residente en problemas mientras yo aproveche para escurrirme por la portería y así apropiarme de la llave. Una vez que tenia la llave en mi poder subí rápidamente por la escaleras, para evitar encontrarme con el portero en el camino, llegue hasta el sexto piso, abrí la puerta , saque el inhalador y siquiera quise mirar a Amanda, me daba terror volver a ver su rostro. Guarde el inhalador en el bolsillo izquierdo, ya que el otro estaba repleto de llaves de mi casa, cigarrillos y el encendedor. Luego me marche rápidamente. Afortunadamente el portero no estaba tras el mostrador, así es como tuve tiempo de guardar las llaves en su lugar y luego escapar. Camine mas que rápido y pensaba en el camino cuan fácil era engañar al portero, hurtar las llaves y entrar así de fácil a cualquier departamento. Al llegar a la esquina donde antes me encontré con el vagabundo no pude evitar mirarlo. El también me miró, haciendo con su mirada que me volviera el miedo que casi había desaparecido, pero que ahora volvía descontroladamente, y al cual no podía frenar. Aun así seguí caminando, y comencé a imaginarme que el mendigo me miraba así porque algo me delataba, y quizás ese algo, era algo así como un hedor putrefacto a muerte. Me sentí sucia, podrida. Sentí que expelía ese olor a muerte que ningún otro hedor sobrepasa. Todas las culpas que sentía; el mismo hecho de sentirme sucia, me hicieron perder por completo en las calles sombrías de la ciudad que sin embargo amanecía. Sin darme cuenta llegue a dar a un puente antiguo de piedra, el mismo en donde viví tantas cosas, bellas y amargas, todo allí, casi sin querer. Por debajo del río escurría una agua sucia, café, que de seguro estaba hediondisima, pero no creo que mas hedionda que el olor a muerte que expelía yo en ese momento. Observando el curso del río logré respirar algo de calma, pero pronto me asaltaron miles de idas que por cierto eran bastante descabelladas, entre ellas , la mas insistente era el arrojarme puente abajo, para así acabar con todo lo que sentía en aquel momento. Pero al cerrar los ojos logre algo de calma, y al volverlos a abrir creí que la paz moraba en mi. Pero no fue así, ya que luego de abrir los ojos creí ver su cuerpo, el cuerpo de Amanda, flotando en las turbias aguas y el miedo me hizo huir nuevamente. Llegue a mi casa desesperada, puse la cafetera a funcionar, tome un largo baño, intente relajarme, quise poner en orden las ideas pero no era fácil. Salí de la tina algo mejor, bebí el café que ya estaba bastante frió, quise no pensar en nada, tener la mente en blanco me ayudaría, así fue como pensé que lo mejor seria dormir. Tome un sedante y me acosté. Quedarme dormida fue algo relativamente rápido, la pastilla no tuvo un efecto muy inmediato pero si fue rápido, lo suficiente como para hacerme sentir a gusto gracias al sueño en un tiempo preciso. Al despertar note que era bastante tarde, casi el atardecer. Decidí olvidarlo todo. Sabía que no seria fácil, pero lo debía hacer, al menos intentarlo. Si había algo que me daba tranquilidad en ese momento era saber que de alguna forma había cobrado venganza ante la asesina de mi padre, la mujer que lo mato. También me consolaba el saber que yo no había hecho nada y que la escena vivida en aquel departamento no tenía ya que ver conmigo. Fin
3 Comments:
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puchis ke triste que nadie aprecie este cuentucho
yo ke tanto lo kero y nadie lo
lee:(
hola mi washi perri... como k nadie lo leee??
y yo kien soy???
la mujer NADA???
NOOOO
soy la super LUNA k vino a leer su cuento
me guto, k kieres k te diga......
pero ojo con las comas, puntos apartes y por favor, las tildes, k eso me mantuvo loca durante la lectura!!!
wenu, esta bien....
me trajo recuerdos el cuento..... na k ver, pero a legalemtne rubia??... sisisi claro....
mmm...
esu nu mas...
solo preguntarle... en kien se inspiro??
jojojojo
besos
muák
*lunatica*
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