Que difícil se hace la vida cuando estamos tan lejos de la felicidad. Es ver hacia delante y ver la nada, ni esperanza, ni alegría, ni un pequeño instante de gozo.
Difíciles momentos que nos atraviesan lentamente, que se hacen parte de nosotros y que nos dejan anonadados, sin saber que camino tomar, sin intentar doblegar al destino solo es posible mentenernos inertes frente a lo que se nos da.
Finalmente, luego de avanzar, de sufrir un rato, de tocar de cerca la profundidad del horror, ves un pequeño destello que entre tanta oscuridad pareciera ser el sol.
Pero despiertas una vez mas a ese sueño, y descubres que es solo eso, un sueño.
Afuera sigue todo igual, y la esperanza sigue de vacaciones como el resto de los mortales que pasan la temporada en el lago, en el río, en el campo, o simplemente en una playa exclusiva, sin pensar siquiera en aquellos que no tienen la misma suerte.
Pero aun así, creo que no son felices, ni esa playa, ni las buenísimas fiestas les hará salir de la verdadera neblina en la que viven, solo sueñan un ratito que dejando todo fuera de sus ciudades lograran dejar los problemas también lejos de si mismos. Mientras tanto la neblina los sigue envolviendo sin que se den cuenta de ello.
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