Era la primera ves que lo veía, y Antonia ya lo odiaba.
Nos soportaba seguir escuchándolo, el y su insoportable forma de vanagloriarse, de tirarse flores a cada instante. Ese maldito yoyeismo que lo marcaba y separaba del resto de su especia. Dejaba de ser lo que era para convertirse en solo él, hablaba solo de él, y era solo él quien importaba, solo sus cosas eran interesantes, solo el sabia, solo él, solo él.
Su nombre era Pendulum, y se jactaba de ser el mejor roboc jamas construido por el hombre. Sé autodenominaba una maquina intelectual, que lo sabia todo. Una maquina artística que sabia desde tocar las más difíciles melodías, hasta pintar el más bello cuadro. Su construcción demoro casi 99 años, y se le implantaron las mejores ideas de los mejores genios de la historia y de aquellos que serán por siempre anónimos. Sabia desde cocinar las más exquisitas delicias que pudiera preparar el mejor chef del mundo, hasta construir cosas o arreglarlas. Era la perfección hecha hojalata.
Además decía ser la maquina sexual que jamas superaría al hombre. Era como el hombre perfecto que cualquier mujer pudiera imaginar, pero era aun más que eso, porque no era hombre, y a diferencia de la utopía que imaginaba cada mujer, él existía.
En la cama, según él, llegaba ser la perfección misma, entregaba lo que una mujer buscaba, y el cómo ente lo entregaba sin mayor satisfacción que la que le programaron sus creadores.
Antonia cada vez se confundía mas, no toleraba a tal molesto roboc, y a la vez no paraba de pensar en él. Las pocas conversaciones que no eran sobre él, la llenaban tanto, que disfrutaba mucho estar con él.
No entendía como podía aborrecer tanto a Pendulum, y ala vez no podía quitárselo de la cabeza, estaba convirtiéndose en su obsesión, todo el día pensando en él.
Llego a pensar que se había enamorado de Pendulum, pero eso era imposible, no podía amar a un roboc, y a la vez eso tan imposible se estaba haciendo realidad.
Hasta que llego el día en que Pendulum no fue mas a su casa para conversar, sino que para llevarla a la cama y hacer con ella todo lo que debía hacer un roboc programado para ello. Luego de mucho luchar contra los valores de Antonia, logro convencerla, y así fue como Antonia perdió su virginidad con un roboc llamado Pendulum.